Conocidos también como pegamentos "calientes", se comercializan en forma de cartuchos, barra, polvo, granulado, redes, película, etc.
No contienen disolventes y por lo general no necesitan mezclarse ni dosificarse. Se funden con el calor, ya sea en el momento de pegar (como las cintas de cantear en carpintería, etc.) o con la ayuda de una pistola que aplica el pegamento caliente sobre las piezas a unir.
Comienzan a secarse en un minuto al enfriarse y solidificarse, y como rellenan huecos proporcionan una buena adherencia.